domingo, 10 de enero de 2016

Libros: Trainspotting (Welsh)

Trainspotting
de Irvine Welsh
(ed. Anagrama)

Llegamos al tercer año de este foro. Es hora de presentarlo en sociedad. Nuestra meta para el segundo año era tener cuando menos el mismo número de visitas que el primero (2500), pero en un gesto de simpatía con la Secretaría de Economía, nos hemos quedado por debajo de las cifras esperadas. Estos datos contrastan con los recientemente publicados en la Encuesta Nacional de Lectura, que muestran que en México hemos pasado de leer menos de tres libros al año a poco más de cinco. Sería interesante escuchar a los responsables de la encuesta aventurar una interpretación sobre por qué si la gente lee más nuestro foro tiene cada vez menos visitas. Espero que sea porque al leer una entrada se van con varias recomendaciones y además las comparten con sus seres queridos a la hora de la cena...

...que por cierto no sería el mejor momento ni lugar para compartir la recomendación que hoy les tenemos. Es muy probable que muchos hayan visto primero la excelente adaptación que Danny Boyle (a quien recordamos por Tumba al ras de la tierra, La isla, o ¿Quién quiere ser millonario?) llevó al celuloide. Así me pasó a mi. No tenía idea sobre la literatura de Welsh, aunque ya había visto algunas de las películas de Boyle. A diferencia del lugar común (el libro siempre es mejor que la película), aquí tenemos dos cosas muy buenas, cada una en su dominio. Welsh estuvo bastante involucrado en la adaptación de su novela al cine (al grado de que actúa en un pequeño papel en la película), y el resultado es una magnífica película sobre una excelente novela.

El origen del críptico nombre de la novela aparentemente está en un pasatiempo que consiste en recolectar información sobre matrículas de trenes para compartirla y de alguna manera coleccionarla. Algo que visto desde fuera puede parecer tan absurdo como coleccionar tarjetas de Pokemon. Y es esa la impresión que da desde fuera toda esta colección de estampas de la vida cotidiana de un grupo de afectos a la heroína y otras drogas fuertes. Esta novela es un clavado al mundo del abuso de sustancias, sin el habitual tono moralizante o pontificante que suele impregnar los libros sobre el tema.

Aunque es recomendable por muchas razones, quiero resaltar una: el uso del lenguaje. En otras entradas hemos insistido sobre la maravilla de tener al castellano como lengua materna: uno puede leer directamente a gente como Cortázar, Fuentes, Vargas Llosa, Donoso, Rulfo, José Agustín, etc. Pues aquí tenemos un libro que se podría usar en el mismo sentido para la lengua inglesa: los que tienen el inglés como lengua materna tienen la fortuna de poder leer a Welsh directamente, sin traducción. Hay autores que son especialmente intraducibles. Pienso en alguien que tratara de traducir al inglés ¿Cuál es la onda? de José Agustín, Chin chin el teporocho de Ramírez o ya entrados en cosas rudas, las Memorias de un Guacarróquer de Armando Vega-Gil. Eso mismo ocurre cuando alguien trata de pasar otras cosas al español: el Finnegans Wake de Joyce, Ferdydurke de Gombrowicz (gracias a los dioses que tenemos una traducción en la que él mismo colaboró), La cantante calva de Ionesco, o Zazie en el metro de Queneau. Muchos traductores desistirían. Algo así ocurre al menos en parte con Trainspotting de Welsh.

Si leen Trainspotting en español, leen las historias (y créanme que vale la pena). Si leen el original que está escrito en una cosa que en momentos parece inglés, leen las historias pero narradas en el lenguaje de los protagonistas. Es el doble de placer por el mismo precio. Mi primer contacto con esa lengua extraña fue a través de Acid House, que en momentos es realmente incomprensible. Hay que leer y leer, y leer en voz alta para encontrar qué es lo que están diciendo los personajes. Pero una vez que lo logran, es una epifanía.

A veces la mejor razón que podemos pensar para aprender inglés es "Que es importante". Razón que no funciona por imprecisa y abstracta. Para aprender algo se requiere una razón concreta. Leer a Welsh me parece una razón suficiente para cerrar esta ventana, ponerse el suéter y correr a las escuelas de inglés que están sobre Av. Madero (no sin antes ordenar vía internet un ejemplar de Trainspotting en inglés). No se arrepentirán nunca jamás. Pero si son anglófobos o el inglés simplemente les choca, opten ahora mismo por alguna otra de las recomendaciones que hemos cometido a lo largo de estos dos primeros años de vida foril. Que esperamos sean los primeros de muchos más.

Hasta la próxima entrega.

2 comentarios:

  1. En un número de Algarabía leí que la palabra Trainspotting es "una palabra inglesa, sin traducción al español, que hace referencia a la observación ociosa de trenes. En el argot escocés se usa para aludir a la vena en la que se inyecta heroína". Abrazo, mi querido güerito.

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    1. Sí. Es como la búsqueda de un lugar para inyectarse identificando (spotting) las marcas de las inyecciones anteriores (trails)... ¡Abrazo también!

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